martes, 14 de julio de 2009

A tropezones también se aprende

Nadie nace experto, en nada. Ni siquiera cursar unos determinados estudios garantiza un dominio de la materia. Es más, el haber estudiado una carrera determinada, sólo te garantiza que cuando terminas tienes abiertos muchos más frentes que no dominas en el campo del conocimiento, así es, aunque esa es otra historia. Luego, a quien le guste lo que haya estudiado, o bien puede especializarse en algún aspecto en concreto, estudiando más o como sea, o bien puede pasar olímpicamente de todo, agarrar el título y buscar un trabajo para subsistir, mientras aprende las cosas que realmente le gustan,y que poco o nada tienen que ver con dicha carrera. Ése es mi caso.

La cuestión, y el tema por el que empecé a escribir esta entrada, es algo muy evidente y que parece de perogrullo, pero que a la vez me parece genial cada vez que me paro a pensarlo. Si alguien tiene una mente medianamente activa, nunca deja de aprender. Ya no digo que sea el caso extremo, como yo, que tengo algo así como un nido de abejas dentro de la cabeza, siempre zumbando... pero alguien normal, con interés por las cosas, puede sacar provecho de cualquier situación con beneficio (presente o futuro) para él mismo.

Lo aplico a un caso concreto. Por ejemplo, buscando piso. Nosotros (Carlos y yo) empezamos a buscar piso hace unos meses. Era increíble lo poco que sabíamos entonces, pero bueno, poco a poco, con la experiencia, la observación, buscando en internet (sí, hay cantidad de información útil por ahí), escuchando a la gente (es un tema apasionante, se puede comprobar que todo el mundo tiene historias interesantes que contar sobre el tema), etc. etc. hemos llegado a aprender mucho. Y cuando digo mucho es MUCHO. Y es que realmente la vida funciona así, o dejas que los demás te hagan las cosas (con el coste consiguiente) o las haces tú. Si las quieres hacer tú, tendrás que buscarte la vida, o sea, intentar empaparte del tema y dominarlo para que no te la metan doblada. Y eso hemos hecho. Ahora esperamos que tenga su efecto (bueno)... a ver.

La cuestión tampoco es esa, aunque sí lo es, la cuestión es... se puede dominar un tema complejo en meses, semanas o días. Materias complicadas y enrevesadas, con mil detalles en los que hay que fijarse, y todo el mundo lo hace, ¡o casi todo el mundo!

Entonces, si no nos cuesta aprender esas ciertas cosas que no son nada fáciles de aprender, ¿qué cuesta prestar un poco de atención a otros aspectos de la vida, mucho más sencillos, mucho más agradecidos? He visto gente presumir y hacer ostentación de su inteligencia y de su capacidad de observación, pero pongamos las cosas claras... puede pasar que, por muy listo que crea ser alguien, si no sabe tratar con la gente es, en realidad, un gilipollas y un desgraciado. Si no presta atención a la gente que le rodea... es un estúpido. Y es que tarde o temprano también se hace necesario haber aprendido ciertas lecciones (de las que no se pueden aprender de ningún libro ni buscar en el google). Y si quien sea no las quiere aprender y prefiere mirarse el ombligo antes que abrir los ojos y mirar a su alrededor, seguirá viviendo a oscuras toda su vida (y por lo general, el ombligo de uno acaba por aburrir hasta a las piedras).

Y hasta aquí mi reflexión barata del día. En realidad tengo el cerebro frito de dormir 5-6 horas al día. Pero así son las cosas, y así las dejo hasta mañana.

Adeu!

No hay comentarios:

Publicar un comentario