domingo, 29 de marzo de 2009

Libros leídos en 2009 (III): Los cien sentidos secretos, de Amy Tan


(Entrada publicada el 15 de Marzo de 2009 en mi Fotolog)

Sé que es poco leer, pero hay que tener en cuenta que leo muchas otras cosas que no son libros y que hago múltiples chuminadas que no me dejan leer tanto como me gustaría... mmm, mmm... vale, son excusas. XD

Cuando compré este libro de Amy Tan, ya sabía que probablmente me gustaría. Ya he leído de ella "La esposa del dios del fuego" y "La hija del curandero". En los otros dos me gustó la mezcla de pensamientos y culturas oriental/occidental que sabe combinar tan bien (por algo es de origen chino afincada en los USA). Siempre me ha gustado su manera mágica de ver la cultura china, su modo de aproximar a alguien totalmente ajeno a ella a lo más bonito de esa cultura milenaria. Esto es todo un mérito, ya que lo suele hacer contando episodios cruentos y horribles de la historia de aquel país.

Este libro no es la excepción. A través de las palabras de Olivia, una mujer de origen chino que vive una vida completamente occidental, conocemos su infancia, cómo ésta se vio completamente trastocada por la llegada de una hermanastra suya de China. Y aquí entra en juego el personaje medio irritante medio entrañable de Kwan, la extraña muchacha y luego mujer, que dice tener ojos Yin y que puede ver fantasmas y recordar sus vidas anteriores. Olivia es totalmente escéptica con esto, y a medias comparte la opinión general de que su hermana está medio loca, pero también piensa de algún modo que quizá lo que dice no sean sólo patrañas e invenciones después de todo.

El libro va tejiendo su historia en torno a la vida actual y a la vida pasada de Kwan, de un modo en que siempre me quedaba con la intriga al terminar un capítulo. Las historias que cuenta Tan no son para nada historias femeninas, sino que nos lleva a través de atrocidades cometidas contra el ser humano por parte de otros seres humanos, en nombre de la religión casi siempre.

Tengo que confesar que el final me hizo llorar. Sí, soy una sentimental.

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